Es una píldora difícil de tragar, pero a veces nos equivocamos por completo.
Podemos sentirnos avergonzados, incomprendidos o incluso débiles… pero estos sentimientos cambian una vez que nos damos cuenta de nuestro verdadero valor.
Por eso es importante mirarnos más de cerca a nosotros mismos y por qué no comenzar con los rasgos más cercanos a nosotros: nuestras debilidades percibidas.
Si reconoces estos rasgos en ti mismo, probablemente tengas fortalezas que aún no hayas reconocido.
1. Sensibilidad
El primer rasgo de nuestra lista, y con el que he luchado personalmente, es la sensibilidad.
Ya sabes lo que dice: «¡Eres demasiado sensible!» Es una acusación lanzada como algo negativo, como si sentir las cosas profundamente fuera una especie de delito. No puedo decirte cuántas veces he escuchado esa frase en mi vida.
Al crecer, siempre fui el niño «sensible». Lloraba en el cine, me sentía aplastada cuando un amigo cancelaba mis planes y la belleza o la tristeza que me rodeaba me conmovían constantemente. Durante años traté de ocultar mi sensibilidad, de volverme más “dura” porque pensaba que era una debilidad.
¿Pero adivina que? Que no es. Ser sensible significa ser empático. Significa comprender los sentimientos de las personas, ser considerado y preocuparse genuinamente por los demás. Y en un mundo donde la indiferencia parece ser la norma, estos rasgos no son sólo fortalezas, son superpoderes.
Entonces, si eres como yo y te han etiquetado como “demasiado sensible”, recuerda: tu capacidad de sentir profundamente no es una debilidad, es una fortaleza. Tu sensibilidad te permite conectarte con los demás a un nivel que muchas personas no pueden. Y eso es algo realmente especial.
2. Procrastinación
El siguiente rasgo que la sociedad suele juzgar mal es la procrastinación. Ahora sé lo que estás pensando. “¿Cómo diablos se puede considerar que arrastrar los pies es una fortaleza?” Quédate conmigo aquí, porque esta es una lección que aprendí de la manera más difícil.
Verás, siempre he sido una persona de última hora. Ya sea haciendo compras navideñas, escribiendo informes o incluso limpiando la casa, tiendo a dejar las cosas hasta el final. Durante años me castigé por esto. Pensé que demostraba que era vago o desorganizado.
Pero luego me di cuenta de algo: cuando procrastino, no es porque sea vago. Es porque trabajo mejor bajo presión. Esas prisas de último minuto me dan una oleada de energía y creatividad que simplemente no obtengo cuando empiezo las cosas temprano.
Es más, la procrastinación a menudo me da tiempo para pensar las cosas. Cuando me lanzo a las tareas demasiado rápido, sin pensar mucho en ellas, el resultado suele ser mediocre. Pero cuando dejo que una idea hierva a fuego lento en el fondo de mi mente durante un tiempo, el resultado final suele ser mucho mejor.
Si eres un compañero procrastinador, no te castigues por ello. En lugar de ello, aprenda a utilizarlo a su favor. No siempre se trata de ser lento o perezoso; a veces se trata de saber cuándo se trabaja mejor y utilizar ese conocimiento para crear algo sorprendente.
3. Soñar despierto
Hablemos de algo que quizás te sorprenda: ser un “soñador despierto”. Ahora, esto es algo de lo que sé un par de cosas.
Cuando era niño, a menudo me perdía en mis propios pensamientos, imaginaba mundos diferentes, creaba historias complejas o simplemente me preguntaba qué pasaría si en la vida. Los profesores me regañaban por no prestar atención y mis amigos se burlaban de mí por ser “espacial”. Parecía que mi constante ensoñación no era más que una distracción.
Pero a medida que crecí, comencé a ver esta supuesta “debilidad” bajo una luz completamente nueva. Ser un soñador significaba que tenía una rica imaginación. Significaba que podía pensar fuera de lo común, encontrar soluciones creativas a los problemas e imaginar posibilidades que otros no podían ver. Me di cuenta de que mi capacidad para perderme en mis pensamientos era en realidad una fortaleza disfrazada.
De hecho, se sabía que algunos de los más grandes inventores y artistas del mundo eran soñadores. Usaron su imaginación como herramienta para crear cosas asombrosas y traer nuevas ideas al mundo.
Si eres un soñador como yo, no dejes que nadie te haga sentir mal por ello. Abrázalo. Tu capacidad para ver más allá del aquí y el ahora no es una debilidad, es una fortaleza. ¿Y quien sabe? Es posible que tus ensoñaciones te lleven a tener la siguiente gran idea.
4. Ser terco
Continuando, hablemos de un rasgo que podría sorprender a algunos: ser terco. Ahora sé lo que estás pensando: “¿Cómo puede ser bueno ser terco?” Bueno, consideremos algunos hechos.
¿Alguna vez has notado que muchas de las personas más exitosas del mundo son, bueno, bastante testarudas? Tomemos como ejemplo a Steve Jobs. Era conocido por ser increíblemente terco e inquebrantable en su visión, y mira adónde lo llevó.
La terquedad a menudo tiene mala reputación porque puede hacernos parecer difíciles o poco dispuestos a ceder. Pero si lo piensas bien, ser terco también significa ser decidido y firme en tus creencias. Significa tener la tenacidad de seguir adelante con algo, incluso cuando otros dudan de ti o cuando las cosas se ponen difíciles.
Si te han llamado terco una o dos veces en tu vida, no te preocupes. No significa que seas difícil o intransigente. Podría simplemente significar que tienes la determinación y la resistencia para seguir adelante hasta alcanzar tus objetivos. Y eso, amigos míos, es una fortaleza que vale la pena celebrar.
5. Fracaso
Fracaso es quizás una de las palabras más temidas de nuestro vocabulario. Es ese resultado temido que pasamos la vida tratando de evitar. No soy ajeno a esto y lo más probable es que tú tampoco lo seas.
No puedo contar la cantidad de veces que he fallado. He fracasado en exámenes, he sido rechazado, he cometido errores y he caído de bruces (tanto literal como metafóricamente). Cada vez, se sintió como el fin del mundo. Pero esto es lo que he aprendido: no lo fue. De hecho, fue sólo el comienzo.
Verá, el fracaso no es sólo un resultado final: es un trampolín. Es un maestro que nos muestra dónde nos equivocamos y cómo hacerlo mejor la próxima vez. Desarrolla resiliencia, infunde humildad y fomenta el crecimiento como ninguna otra cosa puede hacerlo.
No temas al fracaso. Abrázalo. Comprenda que cada paso en falso es una oportunidad para aprender y fortalecerse. No es una señal de debilidad sino un testimonio de valentía: la valentía de intentarlo, arriesgarse y continuar frente a la adversidad. Eso no es sólo fuerza; Esa es una fuerza extraordinaria.
6. Estar callado
Siempre he sido de esas personas que prefieren escuchar antes que hablar. Prefiero observar una conversación que dirigirla, y me siento más cómodo en un segundo plano que en el centro de atención. Durante mucho tiempo pensé que esto era una debilidad. Pensé que significaba que era tímido o que no tenía nada que valiera la pena decir.
Pero con el tiempo me di cuenta de que no es así en absoluto. Estar callado no significa que seas débil o sin importancia. De hecho, puede ser un rasgo muy poderoso.
Cuando estás callado, te conviertes en un gran oyente. Escuchas cosas que otros podrían pasar por alto. Eres capaz de absorber y procesar información de una manera más profunda. Y cuando hablas, la gente tiende a escucharte porque saben que has pensado detenidamente lo que vas a decir.
He aprendido que estar callado no es algo de lo que avergonzarse: es algo que debemos aceptar. Entonces, si eres como yo y a menudo te encuentras en el lado más tranquilo de las cosas, no lo veas como una debilidad. Véalo como una fortaleza. Porque en un mundo lleno de ruido, a veces las voces más tranquilas son las más poderosas.
7. Indecisión
Ahora, no les mentiré: este es un rasgo que me ha hecho tropezar más veces de las que puedo contar.
Ya sea para elegir un restaurante, elegir una película o incluso decidir qué ponerse, a menudo soy la persona que simplemente no puede decidirse. Durante mucho tiempo vi esto como un defecto importante. Pensé que significaba que estaba indeciso o que me faltaba confianza.
Pero he llegado a verlo bajo una luz diferente. Ser indeciso no se trata de ser débil o inseguro, se trata de querer tomar la decisión correcta. Se trata de sopesar todas las opciones, considerar todos los resultados y tratar de tomar la mejor decisión posible.
Y si bien esto podría significar tomarme un poco más de tiempo para decidir qué hacer el viernes por la noche, también significa tomar decisiones reflexivas con las que puedo sentirme bien.
Si eres como yo y a menudo te cuesta tomar decisiones, no seas demasiado duro contigo mismo. No significa que seas débil o inseguro. Simplemente significa que eres cauteloso y considerado, y eso no tiene nada de malo. De hecho, en un mundo donde la impulsividad puede llevar al arrepentimiento, ser indeciso podría ser tu superpoder secreto.
8. Perfeccionismo
Hablemos de otro rasgo que a menudo se malinterpreta: ser perfeccionista. Ahora bien, esto es algo que quizás no esperes.
El perfeccionismo suele verse como un rasgo negativo. Se asocia con ser demasiado crítico, difícil de complacer y nunca estar satisfecho. ¿Pero sabías que muchas personas exitosas son perfeccionistas confesos?
Tomemos como ejemplo a James Cameron, director de películas taquilleras como “Titanic” y “Avatar”. Es conocido por su meticulosa atención al detalle y no se conformará con nada menos que perfecto.
Ser perfeccionista no se trata de ser demasiado crítico o imposible de complacer: se trata de esforzarse por alcanzar la excelencia. Se trata de no conformarse con “suficientemente bueno” y esforzarse siempre por ser lo mejor que puedas ser.
Si eres perfeccionista, no dejes que nadie te diga que es una debilidad. Podría ser la fuerza impulsora que te empuje a lograr cosas increíbles. Y eso no es una debilidad, es una fortaleza.
9. Ser introvertido
Durante años pensé que algo andaba mal en mí. Fiestas, eventos de networking, grandes reuniones sociales: todos parecían muy agotadores. Prefiero pasar una tarde tranquila en casa con un buen libro o algunos amigos cercanos. Pensé que esto me hacía antisocial o raro.
Pero a medida que crecí, llegué a comprender y apreciar mi naturaleza introvertida. Ser introvertido no significa que seas antisocial o tímido; significa que te recargas pasando tiempo a solas.
He aprendido que este rasgo me permite formar conexiones profundas con las personas, pensar antes de hablar, observar y comprender el mundo que me rodea de una manera única. También me da la capacidad de trabajar bien de forma independiente y sentirme cómodo con mis propios pensamientos e ideas.
Si eres introvertido como yo, no lo veas como una debilidad. Acéptalo como una fortaleza. El mundo necesita más personas que sepan escuchar, que piensen antes de hablar y que valoren las conexiones profundas por encima de las superficiales. Y eso es algo en lo que los introvertidos somos bastante buenos.
10. Estar ansioso
La ansiedad es algo con lo que he luchado durante una buena parte de mi vida. Durante mucho tiempo lo consideré una debilidad. Quiero decir, ¿quién quiere admitir que se preocupa, piensa demasiado o teme lo peor constantemente?
Pero con el tiempo, he llegado a comprender que la ansiedad no es sólo una fuente de preocupación: también es una fuente de fortaleza. Me hace más empático, más sintonizado con los sentimientos de los demás y consciente de los riesgos potenciales. Me empuja a prepararme a fondo y esforzarme por dar lo mejor de mí. Entonces, si bien mi ansiedad puede ser un desafío, también puede ser un poderoso motivador.
Por qué debemos aceptar nuestras supuestas debilidades
Hemos hablado mucho sobre rasgos que la sociedad a menudo etiqueta erróneamente como debilidades, y he compartido cuántos de estos llamados “defectos” son en realidad fortalezas disfrazadas. Desde ser sensible hasta ser un soñador, desde ser terco hasta ser introvertido, estos rasgos no son debilidades, son partes únicas de quiénes somos.
Así que este es mi consejo para ti: sé dueño de tus rasgos. No dejes que nadie te haga sentir inferior por ser diferente. Abraza tu singularidad y celébrala.
Y la próxima vez que alguien te diga que tu sensibilidad es una debilidad, recuerda: es una fortaleza. La próxima vez que alguien te llame terco, recuerda: demuestra tu determinación. La próxima vez que alguien se burle de usted por soñar despierto, recuerde: es una señal de su creatividad.
¿Te gustó mi artículo? Me gusta en Facebook para ver más artículos como este en tu feed.