Los empáticos a veces luchan con la vida diaria.
Se dan cuenta de las emociones negativas de otras personas y en realidad absorben esos sentimientos en sí mismos.
Sienten lo que otros sienten de una manera tan intensa que luchan por vivir una vida normal y cotidiana.
Es posible que los empáticos ni siquiera puedan distinguir qué emociones son propias y cuáles pertenecen a otra persona.
La mayoría de la gente piensa que los empáticos tienen un don maravilloso.
Si bien ser empático y sensible es una ventaja, tiene un gran costo.
A menudo son malinterpretados y etiquetados como flojos o necesitados.
Los empáticos sufren ansiedad, depresión, estrés, agotamiento profesional y dolor físico debido a su don.
Solo para resaltar este hecho, aquí hay 11 luchas que enfrentan los empáticos a diario.
1. Tienen dificultades para ver la televisión
La televisión está llena de violencia, crueldad y tragedia.
Si bien esto sirve como entretenimiento para la mayoría de las personas, es insoportable para un empático.
Muchas personas encuentran en la televisión una forma relajante de relajarse y desconectarse de sus propios mundos.
Un empático puede agotarse emocionalmente rápidamente a los pocos minutos de un programa de televisión.
Un drama de tres horas o un misterio de asesinato están simplemente fuera de discusión.
2. Luchan por decir «NO»
Los empáticos tienen una tendencia a tratar de hacer felices a los demás sin importar qué.
Decir “no” es un verdadero desafío para ellos porque sienten que su trabajo es atender las necesidades de los demás.
Tienen una personalidad generosa natural.
Lo último que quieren hacer es causar sentimientos negativos en los demás (probablemente porque de todos modos los absorberían).
3. Saben cuando la gente miente
Si un amigo o un ser querido está mintiendo, un empático lo sabrá.
Esto puede sonar como algo bueno, pero en realidad puede dejarlos sintiéndose muy solos y vulnerables en un mundo tan grande.
Recibir mentiras (incluso pequeñas mentiras piadosas) por parte de un ser querido o un amigo es extremadamente doloroso, especialmente para alguien que, para empezar, ya es hipersensible.
4. Tienen problemas para salir de casa
Estar en lugares públicos puede asustar a un empático.
Para alguien que puede sentir las emociones de quienes lo rodean, lugares como centros comerciales o supermercados llenos de gente pueden ser extremadamente intimidantes y abrumadores.
Caminar entre una multitud de personas, incluso durante unos minutos, puede drenar por completo a un empático.
Disfrutan de la compañía, pero a menudo se los etiqueta como introvertidos y solitarios porque no pueden manejar grandes reuniones sociales.
5. Son susceptibles a hábitos adictivos
Los empáticos siempre están buscando un escape.
Quieren bloquear todas las emociones que sienten como una forma de autoprotección.
Debido a esto, a menudo recurren a las drogas, el alcohol, el sexo u otro hábito adictivo.
Muchos adictos son en realidad personas emocionales y empáticas que buscan una salida.
Es simplemente una técnica de autopreservación y supervivencia.
6. Necesitan dormir solos
Los empáticos necesitan su espacio personal para dormir.
Si se acurrucan o duermen al lado de alguien, no descansarán realmente porque seguirán absorbiendo las emociones de la otra persona.
El sueño es crucial para todos los seres vivos porque todos necesitamos recargarnos.
Un empático a menudo tiene dificultades en las relaciones porque tiene que dormir solo, y eso es realmente difícil de entender para muchas personas.
Por lo general, se toma como una señal de que no les gusta estar cerca o tener intimidad.
Más lectura empática esencial (el artículo continúa a continuación):
7. Luchan por mantener sus trabajos
Incluso las personas que realmente aman su trabajo no lo disfrutan todo el tiempo.
A los empáticos les resulta difícil hacer cosas que no disfrutan.
Se sienten como si estuvieran viviendo una mentira.
Debido a este rasgo, los empáticos a menudo simplemente no hacen las tareas que no quieren hacer.
Sobresaldrán si disfrutan en lo que están trabajando, pero en el momento en que se vuelve aburrido o aburrido, los empáticos corren hacia la puerta.
Por esta razón, los empáticos pueden tener dificultades para mantener un trabajo.
Saltan de uno a otro y les resulta difícil alcanzar algún tipo de éxito profesional significativo.
8. Necesitan soledad
Un empático necesita su tiempo de tranquilidad.
Necesitan espacio para recuperarse de las energías de los demás.
El tiempo a solas es la única oportunidad que un empático tiene para pasar con su propia (y solo su propia) energía y emoción.
Si un empático no obtiene suficiente soledad, se sentirá agobiado y agravado.
9. Siempre están cansados
Muchos empáticos son etiquetados como vagos.
No son perezosos. Siempre están agotados de energía y constantemente fatigados.
Los empáticos con frecuencia asumen las emociones de otras personas, y solo pensar en eso puede agotarte.
Incluso cuando duermen, los empáticos no se refrescan por completo.
Con el tiempo, esta fatiga puede conducir a enfermedades físicas y mentales.
10. Se aprovechan de ellos
Los empáticos son un basurero perpetuo para los demás.
Cualquiera que esté triste, molesto o que sufra algún dolor emocional querrá descargarse en un empático.
Estas personas pueden ser familiares, amigos o incluso extraños.
Es posible que no se den cuenta de que se están volcando con el empático porque casi sucede sin pensarlo.
Un empático necesita ser estimulado.
El trabajo, la escuela y la vida hogareña tienen que ser interesantes para ellos o empezarán a soñar despiertos o a buscar otra cosa que hacer.
Los empáticos están acostumbrados a ser sobre estimulados, por lo que no les va bien con el tiempo de inactividad.
Al igual que con sus trabajos, solo harán lo que los mantenga entretenidos.
La vida no es fácil para un empático.
Luchan con la intimidad, son vulnerables al contagio emocional y luchan con los límites.
Tienen que trabajar constantemente para llevar una vida seminormal entre la gente normal.
La próxima vez que te encuentres con alguien ultrasensible y empático, tómate el tiempo para comprender sus necesidades especiales.
Los empáticos tienen un don único, pero ese don no es gratis.