La vida puede ser un torbellino de imprevisibilidad, con obstáculos que a menudo nos dejan abrumados.
A veces, puede parecer que algunas personas son naturalmente mejores navegando en estas aguas turbulentas y manteniendo la calma en medio del caos.
Pero, ¿es realmente un rasgo inherente o hay algo más?
Si alguna vez se ha maravillado ante la capacidad de alguien para mantener la calma en situaciones estresantes y se ha preguntado cómo logra mantener la compostura, tal vez sea el momento de observar más de cerca sus hábitos.
Si lo que sigue le resuena, podría ser el momento de considerar adoptar algunos de estos hábitos en su propia vida.
1. Acepta el poder de la perspectiva
Mientras se avecina una tormenta a su alrededor, estos individuos poseen una extraña habilidad para permanecer en el ojo del huracán, observando tranquilamente el caos sin dejar que los consuma.
¿Cómo logran esta hazaña? El secreto está en su perspectiva.
Las personas que manejan el estrés de manera eficaz dominan el arte de la perspectiva. Entienden que el estrés, como cualquier otra emoción, es principalmente una reacción a una situación más que la situación en sí.
Se dan cuenta de que no pueden controlar los acontecimientos que suceden a su alrededor, pero sí pueden controlar cómo perciben y responden a esos acontecimientos.
En lugar de ver las situaciones estresantes como obstáculos insuperables, las ven como desafíos que deben superarse o experiencias de aprendizaje a partir de las cuales crecer.
Reconocen la dificultad de la situación sin dejar que abrume su sentido de sí mismos o de la realidad.
Este cambio de perspectiva les permite permanecer equilibrados incluso cuando la vida los golpea duramente. Es una habilidad que requiere práctica, pero una vez dominada, se convierte en una herramienta invaluable para sortear las inevitables tormentas de la vida.
Así que la próxima vez que te encuentres en medio del estrés, da un paso atrás, respira y recuerda: tienes el poder de moldear tu perspectiva. No se trata de negar la existencia del estrés sino de cambiar la forma de verlo y manejarlo.
Practicar este cambio de perspectiva será más fácil si cuidas bien de ti mismo y de tu bienestar mental…
2. Priorizar el cuidado personal
Ante la creciente presión, es fácil dejar nuestras propias necesidades en un segundo plano.
Sin embargo, quienes parecen manejar el estrés sin esfuerzo comprenden la importancia de un cuidado personal constante. Reconocen que para conquistar el mundo, primero deben cuidar de sí mismos.
El cuidado personal es algo más que baños de burbujas y golosinas, aunque estos ciertamente pueden ser parte de ello.
Se trata de nutrir tu cuerpo con alimentos saludables, mantenerte activo y dormir lo suficiente. Se trata de tomarse un tiempo cada día para relajarse y hacer cosas que disfrute, ya sea leer un libro, dar un paseo por la naturaleza o simplemente sentarse en meditación tranquila.
Además, estas personas comprenden que la salud mental es tan importante como la salud física.
No tienen miedo de buscar ayuda cuando la necesitan, ya sea confiándola a un amigo de confianza, recurriendo a un profesional de la salud mental o utilizando técnicas de manejo del estrés como la atención plena y ejercicios de respiración profunda.
Al cuidar su bienestar físico y mental, se aseguran de tener la resiliencia y la energía necesarias para afrontar cualquier cosa que la vida les depare.
Así que recuerde, el cuidado personal no es un lujo: es una necesidad para cualquiera que quiera manejar el estrés de manera efectiva.
Y si te cuidas bien, te resultará más fácil cuidar también de tus relaciones…
3. Cultivar relaciones positivas
Una de las lecciones más importantes que he aprendido en mi viaje es el poder de las relaciones positivas para controlar el estrés.
Las personas que afrontan el estrés con aparente facilidad suelen tener una red de relaciones de apoyo en las que pueden apoyarse cuando los tiempos se ponen difíciles.
Recuerdo un período particularmente desafiante de mi vida, cuando hacía malabarismos con un trabajo exigente, problemas personales y problemas de salud.
El estrés era abrumador y me sentía como si estuviera nadando contra una marea interminable. Fue durante este tiempo que me di cuenta del impacto de mis amigos y familiares, quienes sirvieron como faros que me guiaron a través de la tormenta.
Brindaron apoyo emocional, ofrecieron nuevas perspectivas e incluso ayudaron con cosas prácticas como hacer recados o preparar comidas. El solo hecho de saber que estaban allí para ayudarme me quitó un peso considerable de encima.
He notado que quienes manejan bien el estrés no sólo son buenos buscando apoyo sino también ofreciéndolo a los demás.
Entienden que las relaciones son una vía de doble sentido y que ayudar a los demás puede ser tan gratificante y aliviador del estrés como recibir ayuda.
Por lo tanto, nunca subestimes el poder de tu comunidad. Invierta tiempo en construir relaciones sólidas y positivas.
Recuerde, está bien pedir ayuda cuando la necesite y no olvide echar una mano cuando pueda.
Son estos lazos de reciprocidad y apoyo mutuo los que nos ayudan a capear las tormentas de la vida con gracia y facilidad.
Así como las relaciones sólidas ayudan a controlar el estrés, una conexión profunda contigo mismo es igualmente importante…
4. Practica la atención plena
Vivir en un mundo hiperconectado a menudo significa estar constantemente bombardeado con información, una situación que puede aumentar los sentimientos de estrés y ansiedad.
Las personas que manejan el estrés de manera eficaz tienen un arma secreta contra este ataque: la atención plena.
La atención plena es la práctica de centrar conscientemente la atención en el momento presente, aceptándolo sin juzgarlo.
Los estudios han mostrado que practicar mindfulness puede en realidad cambiar la estructura de tu cerebro, aumentando las áreas asociadas con las emociones positivas y la estabilidad emocional, al tiempo que reduce las áreas relacionadas con el estrés y la ansiedad.
Quienes manejan bien el estrés suelen incorporar la atención plena en sus rutinas diarias. Esto podría ser a través de la meditación, el yoga o simplemente tomándose unos momentos cada día para concentrarse en la respiración o el entorno.
Esta práctica les ayuda a mantenerse centrados y evita que se dejen llevar por preocupaciones sobre el futuro o arrepentimientos por el pasado. También les ayuda a mantenerse más conectados consigo mismos.
Incorporar la atención plena a tu rutina puede ser tan simple como tomarte cinco minutos cada día para sentarte en silencio y concentrarte en la respiración, o podría implicar prácticas más estructuradas como el yoga o la meditación.
La clave es encontrar una práctica que resuene contigo y te ayude a regresar al momento presente, donde el estrés pierde su control.
Hablando de perder el control…
5. Aprenda a dejarse llevar
En mi experiencia, uno de los hábitos más impactantes que he adoptado para manejar el estrés de manera efectiva es aprender a dejarlo ir.
A menudo nos aferramos a cosas, situaciones o personas que ya no nos sirven por miedo o incertidumbre. Sin embargo, este apego puede generar mucho estrés innecesario.
Hace unos años, me encontré en un trabajo que me causaba mucha ansiedad e infelicidad. Estaba constantemente estresado y eso estaba impactando todas las áreas de mi vida. Sin embargo, tenía miedo de irme debido a la inseguridad financiera y el miedo a lo desconocido.
Un día, me di cuenta de que la fuente de mi estrés no era sólo el trabajo en sí, sino también mi renuencia a dejarlo. Fue una decisión difícil, pero una vez que di ese acto de fe y dejé el trabajo, sentí que me quitaban un gran peso de encima.
Quienes manejan bien el estrés comprenden que a veces es necesario liberar lo que les causa angustia.
Esto podría significar poner fin a una relación tóxica, cambiar de carrera o incluso dejar de lado expectativas poco realistas sobre uno mismo.
No siempre es fácil, pero muchas veces es necesario para nuestro bienestar mental y emocional.
Recuerde, dejar ir no se trata de darse por vencido; se trata de hacer espacio para nuevas oportunidades y experiencias que podrían conducir a una mayor felicidad y menos estrés.
En resumen, aquí tienes los 5 hábitos de las personas que manejan sin esfuerzo situaciones estresantes:
1. Acepta el poder de la perspectiva
2. Priorizar el cuidado personal
3. Cultivar relaciones positivas
4. Practica la atención plena
5. Aprenda a dejarse llevar
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