Las personas genuinamente inteligentes nunca hacen estas 7 cosas

Todos conocemos a alguien que parece inteligente por naturaleza, que siempre toma las decisiones correctas, resuelve problemas sin esfuerzo y supera cada tarea. Incluso podrías envidiarlos un poco.

Pero la inteligencia no se trata sólo de tener un coeficiente intelectual alto o sacar buenos resultados en los exámenes.

De hecho, algunos comportamientos son indicios claros de que una persona, por muy inteligente que sea con los libros, puede no ser genuinamente inteligente.

Aprendí esto de una amiga cercana que solía tener dificultades en la escuela pero que ahora impresiona a todos con su ingenio y sus habilidades para resolver problemas.

En mi viaje para comprender lo que significa la verdadera inteligencia, he identificado 7 cosas que las personas verdaderamente inteligentes como ella nunca hacen.

¿Curioso? Continúe leyendo para descubrir qué diferencia a los genuinamente inteligentes de aquellos que simplemente actúan como si lo fueran.

1) Supongamos que lo saben todo

Todos nos hemos encontrado con esa persona ansiosa por dominar las conversaciones, corregir a los demás y ofrecer consejos no solicitados, todo con el fin de parecer inteligente.

O tal vez realmente creen que saben todo lo que hay que saber sobre un tema determinado. ¿Pero sabes cuál es una verdadera señal de inteligencia? Humildad.

Recuerdo haber conocido a un científico galardonado en un evento de networking. Uno esperaría que hablara sin parar sobre sus logros, pero en lugar de eso, hacía preguntas a todos y parecía genuinamente interesado en lo que tenían que decir.

Cuando surgió el tema de su investigación, dijo modestamente: «Hay muchas cosas que todavía no sabemos, pero estamos aprendiendo todos los días».

Esto es algo que la gente genuinamente inteligente entiende. El mundo es un lugar vasto y en constante cambio, y nadie puede saberlo todo acerca de todo.

Asumir que lo tienes todo resuelto no sólo te pone en riesgo de parecer tonto, sino que también es una manera muy rápida de que tu conocimiento se vuelva irrelevante.

Si quiere ser genuinamente inteligente, acepte sus lagunas de conocimiento como oportunidades en lugar de verlas como debilidades.

2) Actuar irrespetuosamente

Se podría pensar que la inteligencia y el respeto van de la mano, pero desafortunadamente, a veces no es así. He conocido a personas que son increíblemente inteligentes en su campo pero que actúan de manera irrespetuosa hacia los demás.

Es como si creyeran que sus capacidades intelectuales les dan vía libre para menospreciar o ignorar a quienes consideran “menos inteligentes”.

Y lo que eso realmente dice es que ellos son los que carecen de inteligencia emocional.

Porque las personas verdaderamente inteligentes entienden que todo el mundo tiene algo valioso que ofrecer.

Respetan diferentes perspectivas y reconocen la importancia de tratar a los demás con dignidad, sin importar su origen o nivel de habilidad.

Esta es una de las señales más reveladoras de cómo entiendes el mundo y a las personas que lo habitan.

3) Ignorar los comentarios

Cuando alguien te ofrece un consejo o una crítica, es natural que tu primer instinto sea ponerte a la defensiva.

Después de todo, todos queremos ser aceptados por quienes somos, y ser reconocidos y elogiados.

Se necesita inteligencia genuina para aceptar verdaderamente la retroalimentación, no sólo “por un oído y saliendo por el otro”, sino para realmente escuchar, digerir y realizar cambios.

Esto es algo en lo que mi amigo, a quien mencioné al principio, es muy bueno.

Pero no siempre fue así. Me dijo que solía estar aterrorizada por las evaluaciones de desempeño en el trabajo y que se sentía desde devastada hasta enfurecida por las críticas que recibía.

Deseaba tanto ser perfecta que tomaba cualquier sugerencia con extrema dureza.

Ahora, sin embargo, no sólo agradece los comentarios, sino que los busca activamente, pregunta a sus colegas y a su jefe qué puede hacer mejor y trabaja con entusiasmo en sí misma.

¿Qué cambió? Aprendió a ver la retroalimentación como una oportunidad de crecimiento. Y eso es lo que le permite seguir fortaleciendo su inteligencia, por muy exitosa que ya sea.

4) Tomar decisiones impulsivas

¡Ah, el encanto de la gratificación instantánea! ¿Quién no se ha sentido tentado a tomar una decisión apresurada basada en recompensas inmediatas?

Eso es exactamente lo que te hace buscar otro trozo de pastel aunque estés a dieta, o decidir navegar por Instagram cuando deberías estar estudiando.

Me remonta a mi adolescencia… pero las decisiones impulsivas no son sólo una locura juvenil. Son una señal de que podrías estar sobrevalorando el momento presente a expensas del futuro.

Las personas genuinamente inteligentes comprenden la importancia de retrasar la gratificación y la planificación a largo plazo. No permiten que las emociones nublen su juicio y optan por decisiones lógicas y bien pensadas.

No me malinterpretes, todavía puedes decidir dejarlo ir de vez en cuando y derrochar en algo que te encanta en la tienda, o tal vez intuitivamente sabes que una decisión es correcta y simplemente la tomas.

Pero es mejor tratar esto como una excepción y no como la regla, o puedes terminar Tomar muchas decisiones de las que luego te arrepentirás..

5) Descartar las opiniones de otras personas

Estoy seguro de que has estado en una discusión sobre un tema en el que sabes que eres un experto y alguien está compartiendo firmemente su opinión… lo cual es evidentemente incorrecto. (O eso crees).

¿A qué te dedicas?

Como persona genuinamente inteligente, esto es lo que no haría: descartar a esa persona de inmediato.

Porque las opiniones son siempre subjetivas y la sabiduría puede surgir de lugares sorprendentes.

Muchos científicos también han hecho descubrimientos revolucionarios una vez que consideraron algo que nunca antes se había considerado, incluso algo a lo que se habían opuesto al principio.

En este caso, no hay ningún Premio Nobel en juego, pero aún así debes estar abierto a escuchar diferentes perspectivas.

Intente profundizar más y pregúntele a la persona qué la llevó a llegar a esa conclusión y si tiene algún ejemplo de lo que está hablando.

Al menos los habrá hecho sentir escuchados y habrá aprendido un poco sobre cómo piensa “el otro lado”, lo cual es quizás una de las cosas más valiosas que podemos aprender.

6) Descuidar la inteligencia emocional

Es fácil pensar que ser inteligente consiste en resolver ecuaciones complejas o comprender los entresijos de la política internacional.

Pero no olvidemos que comprender a las personas (nuestras emociones, nuestros desencadenantes, nuestros comportamientos) es un tipo diferente de inteligencia que es igualmente fundamental.

Las personas genuinamente inteligentes entienden esto. No se centran sólo en la lógica y la razón. También prestan mucha atención a la atmósfera emocional que los rodea.

Sabes, tuve un profesor universitario que era brillante, un verdadero genio en su campo. Pero estaba muy en sintonía con las necesidades de sus alumnos, sabiendo siempre cuando estábamos abrumados o confundidos.

Contaba un chiste para aligerar el ambiente o, a veces, incluso reorganizaba su estilo de enseñanza para asegurarse de que todos estuvieran al día.

No se trataba sólo de transferir conocimientos; se trataba de hacer que ese conocimiento fuera accesible y significativo para todos nosotros. Y se notaba que no sólo entendía el tema, sino que también nos entendía a nosotros.

Entonces si quieres ser genuinamente inteligente, no se limite a abrir un libro. Abre tu corazón y tu mente a las emociones y experiencias de los demás. Ésa es una lección que ningún libro de texto puede enseñarte, pero la vida seguramente sí lo hará.

7) Guardar rencores

Todos hemos sido heridos o nos hemos sentido menospreciados en algún momento, ¿verdad? Es parte de la experiencia humana.

Y también es humano aferrarse a ese dolor, esperando que la persona “obtenga lo que se merece” y pasar mucho tiempo odiándolo. Es comprensible y la mayoría de nosotros lo hemos hecho al menos una vez. (¡Culpable de los cargos!)

¿Pero sabes qué es genuinamente inteligente? Dejando ir.

Porque ese enfado no te está sirviendo de nada. Al contrario, es como llevar una mochila pesada a todas partes: te frena y te agota.

Es posible que no hayas tenido control sobre el dolor que esa persona te causó en el pasado, pero la forma en que dejas que te detenga hoy, esa es tu decisión.

¿Por qué dejarías que siguieran teniendo este efecto en ti? Por eso las personas genuinamente inteligentes eligen el perdón, no porque la otra persona lo merezca, sino porque merecen la paz.

El camino hacia la inteligencia genuina

Ahí lo tienen, amigos: 7 cosas que las personas genuinamente inteligentes nunca hacen. Pero no lo olvidemos: la inteligencia no está escrita en piedra; es un rasgo dinámico y en evolución.

Es un viaje de aprendizaje constante, de humildad y sí: cometer errores, reconocerlos y fortalecernos a través de las lecciones que nos enseñan.

Las personas genuinamente inteligentes que he conocido en mi vida (como mi ingenioso amigo, el científico galardonado y mi profesor universitario) comparten un mismo entendimiento.

La inteligencia es más que una simple acumulación de hechos y habilidades; es la aplicación reflexiva de ese conocimiento.

Se trata de utilizar lo que sabes no sólo para mejorar tu propia vida sino también para tener un impacto significativo en las vidas de quienes te rodean.

Entonces, si cae en alguno de los comportamientos que hemos discutido, recuerde: la inteligencia es un trabajo en progreso. La mejor manera de avanzar es reconocer, adaptarse y continuar en su camino de crecimiento intelectual y emocional.

Porque la búsqueda de la verdadera inteligencia nunca termina. Sólo se vuelve más rico y gratificante.

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