Por qué tantos caen en la trampa

Hoy, como todos los días, vivimos en un mundo extremadamente ocupado y lleno de expectativas hacia todos y cada uno de los individuos.

Las normas sociales y las creencias provenientes de otros proyectan una pesada sombra de presunciones en nuestras vidas, a menudo incluso antes de que nazcamos. Los sistemas modernos de educación y trabajo son una fuente inagotable de intensa presión, que desborda nuestras mentes y cuerpos. Incluso el descanso más pequeño debe calcularse y encajar en un horario lleno de deberes y responsabilidades.

Se sabe comúnmente que las personas altamente sensibles se abruman con mucha facilidad, por lo que no están bien preparadas para enfrentar situaciones estresantes y estimulantes continuamente. La falta de una comprensión adecuada de este problema a menudo obliga a esas almas frágiles a buscar una solución por su cuenta.

Frecuentemente recurren a sustancias adictivas para aliviar la tormenta emocional que se desarrolla dentro de sus corazones. Cuando tu propia mente afligida te está matando, incluso una droga con efectos secundarios graves parece ser el mal menor, mientras tratas desesperadamente de manejar el momento presente. Esta forma de adormecerse, aunque muy dañina, es un acto de supervivencia.

Formando el hábito

Yo mismo soy una persona vulnerable e introvertida y he experimentado la imperceptibilidad de una acción que se transforma lentamente en un patrón. Comienza con encontrar alivio de repente en una situación terrible: usemos un ejemplo de beber una botella de Jack Daniels después de una ruptura.

Tal evento es bastante común, y muchas personas probarán algún tipo de anestesia autoadministrada para probar su efectividad cuando somos el personaje principal de nuestro propio espectáculo trágico.

¿Puedes recordar un momento en que usaste alcohol para aliviar tu ira y tristeza mientras te disociabas gradualmente de tu dolor? Si su respuesta es afirmativa, existe una gran posibilidad de que, si la desafortunada situación se repite, vuelva a reproducir la misma escena, buscando un comportamiento que sepa que lo superará una vez más.

Nuestro cerebro participa en la formación de un hábito sin evaluar sus consecuencias: puedes automatizar el alcanzar un biberón con la misma facilidad con la que desarrollaste el hábito de cepillarte los dientes todas las mañanas.

Las personas altamente sensibles se ven afectadas no solo por las suyas, sino también por las emociones de otras personas; sus sistemas nerviosos están permanentemente en alerta máxima, procesando los estímulos que les brindan ambos mundos: el interno y el externo.

Incluso las cosas más pequeñas pueden romper su corazón y llenarlo de una tristeza indescriptible durante muchos días: una vez me encontré llorando solo porque un cajero en el supermercado me regañó por tocar una balanza. Su hostilidad e ira me causaron un desequilibrio emocional.

Nos quedamos sin escudo y todo nos alcanza, por lo que podemos sentir la necesidad de buscar alivio con mucha más frecuencia que otros, creando rápidamente rutinas dañinas y perdiéndose en ellas con enorme intensidad.

En lo más profundo de mi propia adicción solía decir que el mundo me envenena y tengo que sacar las toxinas de mi torrente sanguíneo y desinfectarlo con alcohol. Lo que suele cerrar el ciclo, haciéndote sentir inútil, es el rechazo de los demás y la desaprobación cruel basada en opiniones falsas.

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Los factores desencadenantes y cómo superarlos

Cuando eres adicto, un impulso que te empuja a repetir tu error se llama desencadenante. Puede ser una emoción vinculada a una «cura» por nuestra mente subconsciente, un lugar o incluso un olor. Ver el lugar donde solías disfrutar de tu placer prohibido o conocer a la persona que te hacía compañía te traerá recuerdos y te tentará a volver a jugarlos.

Una vez más, es más difícil para una persona muy sensible evitar los desencadenantes, ya que aparecerán con mayor frecuencia debido a su maravillosa capacidad para registrar cada detalle y relacionarlos con los estados emocionales correspondientes (por ejemplo, el olor a manzanas puede despertar el sentimiento de felicidad y seguridad por la tarta de manzana con la que te obsequiaba tu abuela).

Escuchar una canción que fumabas cigarrillos con devoción, incluso un año después de dejar de fumar, creará el impulso ardiente de comprar un paquete de Camels, créeme.

La terapia que se brinda en los centros que luchan contra las adicciones se enfoca principalmente en reconocer los desencadenantes y aprender a evitarlos y enfrentarlos cuando no hay otra manera. La clave de esto último radica en reemplazar el patrón con un nuevo método para aliviar la tensión.

Expresar emociones a través del arte es una gran opción para personas altamente sensibles, ya que tienden a ser increíblemente creativas; el acto de crear y liberar lo que está enterrado en las profundidades más oscuras de la mente puede ser una experiencia desafiante y profundamente purgante.

Desahogarse anónimamente con otra persona a través de Internet también es una buena opción; le permite permanecer de incógnito y evitar los juicios severos de alguien conocido (hay algunos lugares maravillosos para hacer esto; intente buscar en Google «el lugar de comodidad»). Planificar tu día también es crucial para evitar momentos en los que no tengas nada que hacer y en los que puedas pensar demasiado.

El consejo más importante que puedo dar a toda persona altamente sensible que lucha contra la adicción es: escúchate a ti mismo. Abre tu corazón y escúchate verdaderamente a ti mismo sin adaptar opiniones o expectativas. Sabes lo que realmente necesitas; confía en tu intuición para reconstruir la conexión con tus propias emociones. Véalos como realmente son, crudos y hermosos, y una vez más conéctese al mundo que lo abraza.

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