¿Alguna vez imaginaste una mejor versión de ti mismo?
Tal vez sea porque tienes más éxito, eres más feliz o incluso estás más en forma.
¡Todos lo hacemos!
Pero llegar allí puede resultar complicado.
No siempre se trata de aprender cosas nuevas, sino más bien de dejar de lado viejos hábitos que se interponen en el camino.
Entonces, si estás listo para convertirte en tu mejor yo, es hora de decir adiós a estos diez hábitos.
Piensa en ello como limpiar tu armario: ¡es hora de deshacerte de lo que ya no te sirve!
1. Procrastinación
Comencemos con algo importante: ¡la procrastinación!
Todos hemos pasado por eso, postergando tareas que sabemos que deberíamos hacer.
Tal vez sea ese ejercicio que te prometiste o ese libro que querías leer.
Pero aquí está la cuestión: retrasar las tareas no sólo retrasa tu agenda, sino que detiene tu viaje hacia la superación personal.
Empiece por establecer objetivos pequeños y alcanzables y cúmplalos.
Podría ser tan simple como leer diez páginas de ese libro todos los días o comprometerse a hacer un entrenamiento de 15 minutos.
Recuerde, el progreso es progreso, por pequeño que sea.
La clave es dar el primer paso y luego seguir adelante: ¡se acabó el ‘lo haré más tarde’!”.
2. Descuidar el cuidado personal
El siguiente paso en la lista es descuidar el cuidado personal.
Es fácil olvidarnos de cuidarnos a nosotros mismos, especialmente cuando estamos ocupados.
A menudo pensamos que hay cosas más importantes que hacer.
Pero recuerda, ¡no puedes servir de un vaso vacío!
El cuidado personal no se trata sólo de baños de burbujas y mascarillas faciales (aunque también son geniales).
Se trata de tomarse un tiempo para descansar, comer bien, hacer ejercicio y hacer cosas que te hagan feliz.
Dedique una parte de su día al cuidado personal y vea la diferencia que hace.
Cuando te sientes bien, te desempeñas mejor en todos los ámbitos de la vida. Así que no te esfuerces hasta el final de tu lista de tareas pendientes: ¡tú importas!
3. Pensar demasiado
Un hábito con el que he luchado es el de pensar demasiado. Me encontraría atrapado en un bucle de ‘qué pasaría si’ y los peores escenarios.
Pasaría horas analizando errores del pasado o preocupándome por el futuro. ¿Suena familiar?
Esto es lo que he aprendido: pensar demasiado no resuelve los problemas, sólo crea más estrés. Te roba la paz de tu momento presente y te impide actuar.
Para combatir esto, comencé a practicar mindfulness y meditación.
En lugar de dejar que mi mente vagara hacia el terreno de las hipótesis, me concentré en el momento presente. También encontré útil llevar un diario.
Escribir mis pensamientos me dio una perspectiva más clara y alivió mi ansiedad.
Entonces, si pensar demasiado te está frenando, recuerda que no estás solo. Pruebe técnicas de atención plena y vea cuál funciona mejor para usted.
Después de todo, ¡la vida es demasiado corta para pasarla pensando demasiado!
4. Diálogo interno negativo
El diálogo interno negativo ocurre cuando nos menospreciamos, dudamos de nuestras capacidades o pensamos constantemente que no somos lo suficientemente buenos.
Pero recuerde, la forma en que nos hablamos a nosotros mismos es importante. Nuestras mentes creen lo que les decimos.
La buena noticia es que podemos cambiar este hábito.
Empiece por tomar conciencia de su diálogo interno.
Siempre que te des cuenta de que estás siendo negativo, detente y reformula tu pensamiento desde una perspectiva positiva. En lugar de decir «No puedo hacer esto», intente «Haré lo mejor que pueda».
Pequeños cambios en nuestro idioma pueden provocar grandes cambios en nuestra forma de pensar.
¡Así que digamos adiós al hábito del diálogo interno negativo y hola al autoestímulo!”
5. Miedo al fracaso
¿Alguna vez has dejado de intentar algo nuevo porque tenías miedo de fracasar?
No estás solo.
El miedo al fracaso es un hábito que nos impide a muchos de nosotros alcanzar nuestro máximo potencial.
Pero aquí hay una verdad sincera: el fracaso no es lo opuesto al éxito, es parte del viaje.
Algunas de las personas más exitosas del mundo han fracasado innumerables veces antes de lograrlo. JK Rowling, por ejemplo, fue rechazada por múltiples editoriales antes de que Harry Potter se convirtiera en un fenómeno global.
Fracasar no significa que no seas lo suficientemente bueno, simplemente significa que estás aprendiendo, creciendo y saliendo de tu zona de confort.
Entonces, optemos por ver el fracaso de manera diferente. Aceptémoslo como un trampolín en nuestro camino para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos”.
6. Compararte con los demás
Seré honesto contigo, he tenido una buena cantidad de batallas con el juego de comparación.
Observaba el éxito de otra persona, sus logros o su estilo de vida y, de repente, mi propia vida no me parecía tan buena.
Es un hábito agotador que puede hacerte sentir infeliz e insatisfecho.
Pero luego me di cuenta de algo.
Todos estamos en viajes diferentes con caminos únicos.
Comparar mi Capítulo 2 con el Capítulo 20 de otra persona no es justo ni productivo.
En cambio, decidí concentrarme en mi propio crecimiento y celebrar mis pequeñas victorias.
Entonces, si constantemente comparas tu vida con la de los demás, intenta volver a concentrarte en ti mismo.
Celebre su progreso, por pequeño que sea, y recuerde que su viaje es exclusivamente suyo”.
7. Ignorar tus emociones
¿Con qué frecuencia te permites sentir tus emociones, especialmente las incómodas?
Si eres como la mayoría de las personas, probablemente no lo hagas con frecuencia.
Nos enseñan a poner cara de valiente, a seguir adelante, a «mantener la calma y seguir adelante».
Pero esto puede ser seriamente perjudicial.
Ignorar o reprimir tus sentimientos es como tratar de sostener una pelota de playa bajo el agua: requiere un esfuerzo constante y eventualmente emergerá con aún más fuerza.
Es agotador y no resuelve el problema.
En lugar de eso, probemos un enfoque diferente.
Démonos permiso para sentir nuestras emociones, todas ellas: las buenas, las malas, las feas.
Permítete estar triste cuando estés triste, enojado cuando estés enojado.
Reconozca estos sentimientos sin juzgar.
Recuerde, está bien no estar bien todo el tiempo. Eres humano.
Al reconocer y comprender nuestras emociones, podemos aprender de ellas y manejarlas de manera más saludable”.
8. Vivir en el pasado o el futuro
¿Sabías que, según las investigaciones, casi la mitad de nuestros pensamientos tienen que ver con el pasado o el futuro?
Así es, gastamos una cantidad significativa de nuestra energía mental pensando en lo que fue o lo que podría ser.
Vivir en el pasado nos roba la capacidad de disfrutar el momento presente. Nos mantiene atrapados en viejos patrones y nos impide avanzar.
De manera similar, preocuparse constantemente por el futuro puede generar ansiedad y estrés innecesarios.
El único momento que realmente tenemos es el aquí y ahora.
Al practicar la atención plena, podemos aprender a permanecer presentes y apreciar lo que sucede frente a nosotros.
Entonces, dejemos de lado los arrepentimientos del pasado y las ansiedades futuras y comencemos a abrazar el presente.
9. No establecer límites
Hablemos de algo que me llevó mucho tiempo aprender: establecer límites. Durante años me resultó difícil decir «no».
Ya fuera en el trabajo, con amigos o incluso con mi familia, a menudo aceptaba cosas a expensas de mi propio tiempo y bienestar.
Pero con el tiempo, me di cuenta de que no establecer límites hacía más daño que bien.
Fue agotador y me dejó sintiéndome despreciada y abrumada.
Aprender a poner límites es fundamental para nuestra salud mental. Nos ayuda a gestionar nuestro tiempo de forma eficaz y evita que nos sintamos agotados.
No se trata de ser egoísta, se trata de autoconservación.
Recuerde, está bien decir «no» cuando sea necesario. No estás obligado a ser todo para todos.
10. Evitar la responsabilidad
Seamos realistas: evitar la responsabilidad es algo que todos hemos hecho.
Es mucho más fácil culpar a las circunstancias, a otras personas o incluso a la suerte, que asumir la responsabilidad de nuestras acciones.
Pero he aquí la pura verdad: hacerse la víctima nos mantiene estancados.
Cuando evitamos la responsabilidad, renunciamos al control de nuestras propias vidas.
Nos volvemos impotentes y aceptamos pasivamente cualquier cosa que la vida nos depare.
Es hora de comprobar la realidad: usted está a cargo de su vida. Las decisiones que tomas dan forma directamente a tus experiencias.
Asumir la responsabilidad significa reconocer este poder y utilizarlo para crear la vida que deseas.
Claro, puede dar miedo. Pero también es increíblemente liberador.
Entonces, demos un paso adelante, tomemos el control y dirijamos nuestras vidas en la dirección que queremos que vayan.
11. No creer en ti mismo
Dejé este para el final porque probablemente sea el más importante: no creer en uno mismo.
Todos tenemos dudas e inseguridades. Todos nos sentimos a veces como impostores.
Pero aquí está la cuestión: si no crees en ti mismo, ¿quién lo hará?
Creer en uno mismo no se trata de pensar que eres perfecto o mejor que los demás.
Se trata de reconocer tu valor y tus habilidades, incluso si aún no estás donde quieres estar.
Entonces, seamos honestos con nosotros mismos. Todos tenemos potencial. Todos tenemos fortalezas y talentos que nos hacen únicos.
Empecemos a reconocer estas cualidades y a creer en nuestra capacidad para lograr nuestros objetivos.
Podemos tropezar, podemos caer, pero mientras creamos en nosotros mismos, siempre encontraremos la fuerza para levantarnos y seguir adelante”.
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